Jueves 13
Acabada la gloria volví al trabajo y pise una mierda. Compré la loteria por si acaso, aunque haya crecido sigo creyendo en las supersticiones. Como ya ha regresado F. me han vuelto a poner en la planta de arriba, me aburre tener que atender a la gente pero aveces ocurren historias interesantes.
Hoy vino un hombre preguntándome por libros de poesia, no tenía ningun título claro y me explicó que era un regalo para su exnovia, que tenian una cita y quería sorprenderla. Como el solo había leido a Becquer (en sus tiempos de escuela) me preguntó que que me parecía, no pude evitar reirme. Bukowsky, llevalá a Bukowsky, si luego no te la follas eso es que ya no la interesas, y eso fue lo que le dije.
Me hace gracia pensar como hay personas que se creen que la poesia es esa cursilada que escriben los enamorados para enamorados. Cuando comenzé a escribir tendría unos doce años, recuerdo que me empeñaba en narrar asesinatos, pero con verso. Aun guardo algunos de aquellos poemas, no tener ni ida de rima ni de literatura me hacía escribir lo que realmente me diese la gana, sin que me importasen las críticas, la forma y el contenido, era el puro placer de escribir por escribir. A los dieciseis, cuando empezé a creerme importante, se fue toda a la mierda, y desde enotnces dejé la poesia para dedicarme a otros malos vicios.
Hoy vino un hombre preguntándome por libros de poesia, no tenía ningun título claro y me explicó que era un regalo para su exnovia, que tenian una cita y quería sorprenderla. Como el solo había leido a Becquer (en sus tiempos de escuela) me preguntó que que me parecía, no pude evitar reirme. Bukowsky, llevalá a Bukowsky, si luego no te la follas eso es que ya no la interesas, y eso fue lo que le dije.
Me hace gracia pensar como hay personas que se creen que la poesia es esa cursilada que escriben los enamorados para enamorados. Cuando comenzé a escribir tendría unos doce años, recuerdo que me empeñaba en narrar asesinatos, pero con verso. Aun guardo algunos de aquellos poemas, no tener ni ida de rima ni de literatura me hacía escribir lo que realmente me diese la gana, sin que me importasen las críticas, la forma y el contenido, era el puro placer de escribir por escribir. A los dieciseis, cuando empezé a creerme importante, se fue toda a la mierda, y desde enotnces dejé la poesia para dedicarme a otros malos vicios.
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