05 mayo, 2009

Breve Historia de la Locura II

Hace tanto que no hablo de ti; cosida de esparto, renunciaste a los hilos que dejamos sin trenzar. A mi que solo quería que volviésemos de cera el mundo para arder y arder siempre en el Paris de piedra.
No hay mapas que mejor me encierren en este laberinto circular que las lineás de tus manos que antes devoraban. No recuerdo bien si fue tu diente junto a mi pecho o ya incrustado en la garganta lo que más dolió.La pena de los verbos esque no tienen memoria. Me he preguntado por ti y regreso para reconocer que nunca existes. Solo somos una misma mirándose desde todos lados para perderse y nunca encontrar la voz.
Reconoce que no quieres ser mía; no de nadie, sino mía. Acabarás arrastrada por los Perros con el rostro deformado: ese rostro que miras y no somos ninguna pero somos todas. Desgraciada serás cuando calles y recuerdes que era mejor que el silencio. Desgraciada serás cuando descubras que ese rostro que tiemblas al arrancarte solo eres tu; la atada al tiempo.

1 comentarios:

Blogger Álvaro Guijarro ha dicho...

que lástima no verte.

yo también me hundo ante el París de piedra.

7 de mayo de 2009, 12:12  

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