12 diciembre, 2010

Has venido y me preguntas. Tu, aquí.
¿No extrañás?
Tu acento ahora es extranjero.
No recuerdo.
Amo a un hombre muerto que aveces es árbol.
Gritan afuera.
¿Como amar a un ábol muerto?

Decido dejar de amar. Decido volver
(es decir, quedarme).
Decido ser extranjera
y hacerme a este acento como a la noche

extrañar el recuerdo.
Yo, acá.

1 comentarios:

Blogger Andrés von Zeschau ha dicho...

¿También se te pegaron las ganas locas de idolatrar mortales que tienen los argentinos? Las ganas de inventar deidades pecadoras y defectuosas. Un saludo, me pareció agradable leerte un poco, seguro vuelvo después y le pego otra ojeada más tranquila.

Andrés.

29 de diciembre de 2010, 7:52  

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