17 julio, 2009


Y cuando llegaba a Belle Isle entendió que todo, incluso ese lugar, era solo un agujero. La poesía también. Hasta ella misma.
El cadaver aún seguiría conduciendo hasta llegar a la orilla. Después, la ausencia que era aquel agujero donde se habían instalado todas las cosas terminó con la última palabra que aún podría escribir.