Repto por mi columna vertebral

desciendo a las espinas sin rosas
que pueblan mi abdomen.


Desde mí hacia mí buscando un centro
que no existe.

Fragmento

"Finalmente, existe tambien, otro forma de lenguaje excluido: consiste en someter una palabra, aparentemente conforme al código reconocido, a otro código cuya clave da esta palabra misma, de suerte que esta se encuentra desdoblada en el interior de si misma: dice lo que dice pero añade un excedente mudo que anuncia silenciosamente lo que dice, y el código según el cual lo dice. No se trata de un lenguaje cifrado, si no de un lenguaje estructuralmente esotérico. Es decir, no comunica, ocultándola, una significación prohibida; se instala, para empezar, en un repliegue esencial de la palabra. Repliegue que la socava desde el interior, y puede hacerlo hasta el infinito. Poco importa entonces lo que se dice en semejante lenguaje y los significados que así se entreguen. Es esta liberación oscura y central de la palabra en el corazón de ella misma su fuga incontrolable hacia un hogar siempre sin lumbre. No en su sentido, no en su materia verbal, sino en su juego, semejante palabra es transgresiva."

Michael Foucault.

Despierta
construyo un Tú
que no es el mío.

Dormida
olvido un Yo
que no se quiere.




Los pronombres son el collar de las serpientes perdidas.

El eco de la Espuma

La sal
en el círculo:
la lágrima, la espina.

El mar
quebrantado por lenguas de plata.

Que el asfalto
sea arena

y yo
sea sólo verso.

Verso de sal.

Vuelvo al anonimato de mi tacto.
Me despierto en la cintura de tus rostros.

Descosamos al amor antes
de que naufrague el Ulises.

Las palabras me reconocen que quieren ahorcarse
buscan desesperadamente la cuerda de sus significados.

Acerca de Juan Muñoz (borrador)

Las manos se caen. El cuerpo carente de cuerpo pesa.
El hombre mira al mar pero no ve más que la máscara y la ausencia.
El confesor es juzgado, las líneas de comunicación se cruzan. Se entrecruzan. La ilusión tiene la capacidad de crear realidades, es inegable. Las escaleras dan vértigo y los rostros son sombras de las que tímidas se abren las bocas.
¿Donde miran los mirones?. Los ojos verticales incomodan. No puede uno dejar de desorientarse en esas salas casi vacías llenas de estatuas que se rian solas ¿de quién?, que ríen a carcajadas, disimulando o de histeria. Que rien antes de caer precipitadas a su muerte. Pero, ¿como mueren las estatuas?. Ahorcadas por naturaleza, escupiendo cuerdas que se enredan al techo para dejarlas caer al vacío. El hombre muere ahorcado por si mismo.

Desorientación, espacios circulares, blanco y gris, cotidianidad inquietante. Espacios metafísicos que se arrojan sobre ti, que te dejan entrar y te obligan a salir. Conversaciones que se enredan de la boca a la oreja atándonos como maniquíes sin cuerpo. Las manos buscan algo a lo que agarrarse, pero la verdad esque no hay nada. Solo balcones interiores con vistas a ningun lugar y juegos ópticos en las baldosas. La comunicación es narración sugerente y silenciosa.

Porque sin el Otro no somos
yo rezo al signo de mis labios:

buscando la voz que me oiga
el ojo de cristal que me lea,
los títeres que me robaron
los hilos de mi estructura.

Porque sin el Otro no somos
yo miento para apiadarme
de los que no saben mentir.

El aleteo reposa en el reloj, quiero perderte:
que arañes, que me excite tu ausencia.
El aleteo es el movimiento de las nostalgias rotas

¿Donde van tus ojos cuando mi boca se seca?

Y después dirán de nosotros que solo fuimos
cuando dejamos de saber encontrarnos.

Los abriles me circunscriben a ti
donde pude crearte:
serás el dibujo indefinido de mi pronombre.

El nombrar

"Deseo":
siluetas de paisajes desolados.
estructuras antropomórficas

palabras:

"palabras".

Caparazones de tortugas perdidas
amor sin ti

"amor":

sílabas sin voz,
puntos suspensivos sin rostro.


deseo carente de deseo: "solo" palabras.

Y las telarañas tejieron el resto

Busqué mi pupila
para tatuarme el verso
y verme tuya

Busqué la voz
pero el poema
perdió su centro.

Busqué las ausencias
y los bordes,

aquello que aún puedo escribir.


Pero sin embargo
solo en el vértigo
pude encontrame

Tengo una letra entre los dientes,
no me deja beber de tu fruto.

Tengo sed.

Aveces la asfixia es necesaria, pero
¿y qué si te quiero?

Tengo una letra cosida a la mandibula
arrastra tu voz


el eco de la palabra muerta.

Tengo tu asfixia
la palabra de mi diente,
y la mandíbula.

La latitud del espejo siempre convexa
no me refleja más allá del deletreo

En el compás voy y vengo
(voy y vengo, voy y vengo)
como un palíndromo de espinas.

¡Y me estremezco!
En el vientre tengo heridas secas de estaño.

Lisboa es una metáfora

Y las horas y las horas cogiéndome los ojos con las manos para sentir con el tacto de las yemas sobre el iris todas las imágenes del mundo.

Ayer no te quise nada, y llamé a tu lengua.

Palabras de amor. Paroles

tu codo
silencioso
se erige sobre la tumba
de nuestras sábanas.


sabíamos al otro;
devorándonos intrísicamente
sabíamos al otro.

Entre párpado y párparo la senectud de una oración exhortativa